En el Estadio Olímpico, en el escenario donde los atletas se convierten en leyendas, firmó Karsten Warholm una de las actuaciones más impresionantes de la historia. El prodigio noruego superó las previsiones más optimistas y sacó sus súper poderes para reventar el récord del mundo de 400 vallas con 45”94 y colgarse el oro en la carrera más rápida de la historia, donde el segundo, Rai Benjamin, también corrió por debajo del vigente tope mundial con 46”17 y el medallista de bronce, Alison Dos Santos, batió el récord de América del Sur con 46”72.
“Esto es de locos. Es de lejos el mejor momento de mi carrera”, dijo nada más terminar, con las manos en la cabeza y con la cara de asombro de no creerse todavía la marca que se reflejaba en el vídeomarcador. “Se me ha preguntado muchas veces sobre la carrera perfecta y yo contestaba que no existía. Bien, pues esto es lo más cerca que he estado nunca de ella”, aseguró muy excitado.
Para ubicar la gesta vivida en Tokio bajo un calor asfixiante a las 12:20h del mediodía y a 36ºC grados, el segundo clasificado, el norteamericano Rai Benjamin, corrió también la carrera de su vida con 46”17, por debajo del récord del mundo y a pesar de ello no pudo ser campeón olímpico. “He estado entrenando como un demente para esto. Me costó dormir la noche antes porque tenía mariposas en el estómago. Era una sensación que pensaba que ya no tendría al hacerme mayor, pero la tuve”, confesó el campeón ante los medios de comunicación desplazados. “Estuve muy concentrado para conseguir esta medalla que me faltaba para completar mi colección”, añadió el bicampeón del mundo.
Karsten Warholm llegaba a la cita olímpica después de desintegrar el récord más antiguo de las pistas de atletismo y el único vigente de Barcelona’92, los maravillosos 46,78 de Kevin Young. “Un récord más viejo que yo”, dijo el noruego después de correr en 46”70 en la Diamond League de Oslo el pasado mes de julio. Warholm ya sorprendió a todos al quedar campeón del mundo en Londres 2017 con una exhibición descomunal a los 21 años edad, que hacían presagiar algo grande. “¿Y ahora qué?”, le preguntan al noruego sobre su futuro. “Necesito ponerme nuevos retos, porque todavía me queda cuerda para rato”, responde el campeón.