Max Verstappen cumplió el pronóstico y ganó el Gran Premio de Austria incluso con mayor superioridad de la esperada. Fue líder de principio a fin y aprovecha al máximo el cuarto de Lewis Hamilton, con problemas de aerodinámica en su coche, que debió ceder el segundo a Valtteri Bottas y el tercero a un rutilante Lando Norris, que fue el piloto del fin de semana sin duda.
La renovación de Lewis, anunciada el sábado por la mañana no le he traído demasiada suerte. Sale tocado de Spielberg, tras una doble y dolorosa receta enviada por el líder del Mundial, que tiene ahora 182 puntos por los 150 del heptacampeón. El sueño del octavo para batir a Michael Schumacher empieza a alejarse para 2021, aunque nunca se debe dar por muerto a un Hamilton que puede ser capaz de revertir una tendencia que es caída libre en estos momentos.
Es la quinta victoria de Verstappen en nueve carreras este año (la tercera consecutiva), que bien podrían ser seis de no mediar el inoportuno reventón en la vueltas finales en Bakú, donde ganó Checo Pérez. La serie de Red Bull y del neerlandés intimida e impresiona a partes iguales. Si Mercedes no reacciona en Silverstone en dos semanas, uno de los circuitos fetiche de Hamilton, después se irá a Hungría, una plaza más que favorable a Red Bull, con coches mucho peores que este RB16B. Y saliendo de Budapest, llegará el parón del verano y el Mundial podría estar para entonces muy encarrilado para Max. Ya no es un sueño, sino algo muy factible.