París SG y Liverpool dejaron casi sentenciadas sus respectivas eliminatorias de octavos de final de la Liga de Campeones tras imponerse este martes como visitantes ante Barcelona (4-1) y RB Leipzig (2-0), respectivamente.

La vuelta se disputará el próximo 10 de marzo.

Olvidado el fantasma de la remontada de 2017 y sin el lesionado Neymar, el París SG pasó como un huracán por el Camp Nou, con un estelar Kylian Mbappé, autor de tres de los cuatro goles de su equipo.

“Estamos muy contentos. Es un partido muy importante para nosotros. Queríamos venir aquí y ganar. Es lo que hemos hecho de la mejor manera”, declaró tras el partido Mbappé, aunque no quiso dejarse llevar por la euforia: “No hemos ganado nada”.

Leo Messi adelantó al Barcelona de penal (27), pero Mbappé puso el 1-1 (32), rubricó el 2-1 (65), Moise Kean hizo el tercero (70) y de nuevo el prodigio francés cerró la cuenta (85) para poner en ventaja al PSG de cara a la vuelta en París en marzo.

“Nos han superado en la segunda parte, en muchos aspectos del partido han demostrado ser más completos, más físicos y con muchísima más efectividad”, admitió el técnico azulgrana Ronald Koeman.

Lo de Mbappé en el Camp Nou, ante un Messi impotente, fue una demostración de fuerza y calidad ante la que nada pudo hacer la defensa azulgrana.

La derrota del Barça pudo haber sido aún más abultada, pero el arquero Marc André Ter Stegen evitó varios goles claros con sus atajadas.

No obstante, el técnico argentino del PSG Mauricio Pochettino no quiso caer en la euforia: “Tenemos que hablar con moderación, es un partido que ha caído de nuestro lado, pero la eliminatoria está abierta y quedan 90 minutos”.

Lejos del líder de la Liga, teniendo que remontar un 2-0 ante el Sevilla para meterse en la final de la Copa del Rey, el Barcelona puede quedarse pronto sin objetivos en esta temporada, complicada además por la preocupante situación económica del club, que carece también de presidente, ya que las elecciones no se celebrarán hasta el próximo mes.

Este encuentro, además, podría ser el último de Messi en un partido de Liga de Campeones en el Camp Nou, si el capitán argentino, que acaba contrato el próximo 30 de junio, hace afectiva la amenaza de cambiar de aires que ya intentó el pasado verano (boreal).