El británico Tyson Fury, campeón del peso pesado del Consejo Mundial de Boxeo (CMB), prometió derrotar al estadounidense Deontay Wilder, mientras que éste dijo que habrá derramamiento de sangre cuando ambos se enfrenten en la pelea que cerrará su trilogía el 24 de julio en Las Vegas.

En una extraña rueda de prensa celebrada en el Novo Theater de Los Ángeles, Fury reconoció que no quería particularmente una tercera pelea con Wilder el próximo mes, pero que se vio obligado cuando recibió la orden de un juez de arbitraje después de que su rival ejerciera la cláusula de revancha en su contrato.

Fury se enfrentó por primera vez contra el ex campeón de peso pesado en un combate que acabó en empate en 2018 y le quitó el título del CMB en una revancha en febrero de 2020 por inferioridad en el séptimo asalto.

Un Fury optimista y descamisado dijo que ha agregado poder de KO de un solo golpe a su arsenal y aplastará al estadounidense cuando suene la campana en T-Mobile Arena.

“Lo que voy a hacer con Deontay Wilder esta vez es atropellarlo como si yo fuera un camión de 18 ruedas y él fuera un ser humano”, dijo el británico, quien predijo que noquearía a Wilder en menos de siete asaltos.

“Estoy aumentando mi peso, estoy tratando de subir hasta 300 libras para esta pelea porque estoy buscando un gran KO de inmediato”, dijo el púgil británico. “No creo que esté involucrado mental, física o emocionalmente en esta pelea. Creo que lo está haciendo por las razones equivocadas y cuando la gente hace las cosas por las razones equivocadas, siempre terminan lastimándose”, añadió respecto a su rival.

Wilder, en cambio, mantuvo sus auriculares puestos y la boca cerrada durante la mayor parte de la conferencia de prensa, pero habló brevemente para agradecer a su equipo, que incluye al nuevo entrenador y ex boxeador profesional Malik Scott, y aseguró que le dio una oportunidad a Fury.

“Ya he dicho suficiente porque el 24 de julio habrá derramamiento de sangre”, dijo Wilder sin alzar prácticamente la voz.

La conferencia de prensa en Los Ángeles terminó con un cara a cara de más de cinco minutos en el que ninguno de los dos boxeadores habló con el otro, aunque los miembros de sus equipos intercambiaron algunas palabras.

“Gracias a todos por asistir a esta conferencia de prensa unilateral”, concluyó Fury.