Remco Evenepoel, apodado por muchos “el nuevo Merckx” en un ataque de optimismo, volvió a nacer el 15 de agosto de 2020. No es una manera de hablar: durante la disputa del Giro de Lombardía, Evenepoel perdió el control de su bicicleta en un descenso justo coincidiendo con el paso por un puente. Incapaz de frenar a tiempo, el belga chocó contra el murete de protección y cayó al vacío. Metros y metros de caída que acabaron con el chico de veinte años en el hospital con la pelvis fracturada y una contusión en el pulmón derecho. Vistas las imágenes, aquello pareció un milagro.
Evenepoel, que ya destacaba por ser un corredor ansioso, de largos ataques y demostraciones individuales, volvió a la competición durante el pasado Giro de Italia con ganas de recuperar el tiempo perdido… pero se cayó y vimos una versión algo descafeinada del prodigio del Quickstep. Sin embargo, poco a poco, con el paso de los meses y las carreras, Remco va afinando: tercero en el campeonato nacional belga tras el ubicuo Wout van Aert, Remco, ganó el Tour de Dinamarca, el Tour de Valoise y un par de clásicas menores antes de plantarse en el Campeonato de Europa, su primer gran reto desde los Juegos Olímpicos, donde su actuación solo pudo tildarse de decepcionante.
Que un chico de 21 años y una lesión de nueve meses gane tanto, ya no nos extraña. Es más, le pedimos que siga ganando y cuando no lo hace torcemos el gesto. Evenepoel se plantó en Trento con ese “Dream Team” del ciclismo que es ahora mismo la selección belga, casi corra quien corra –van Aert estaba ganando el Tour de Gran Bretaña, lo que le daba cierto margen de maniobra a sus demás compatriotas-. En la contrarreloj, compitió al más alto nivel, cosechando un muy meritorio tercer puesto detrás de Stefan Küng y Filippo Ganna, dos extraterrestres de la especialidad.
Aquello podía verse como un importante paso adelante cara a su recuperación, pero nada comparado con lo que vimos el domingo en la especialidad en ruta. La carrera fue un espectáculo de inicio a fin, con multitud de ataques desde que quedaban ciento cincuenta kilómetros a meta hasta que se quedaron solos, a unos treinta del final, los dos favoritos: Evenepoel y el italiano Sonny Colbrelli. En un circuito sin rampas muy duras, Evenepoel tiró para intentar descolgar a su rival sin conseguirlo. El sprint final no tuvo demasiada historia: Colbrelli, un todoterreno con una punta de velocidad envidiable, se deshizo del muchacho belga sin apuros.