Muchos recuerdan el Roland Garros que tuvo la madre de María, Angeliki Kannellopoulou en 1985, cuando aún sim cumplir los 20 años jugó un partidazo en tercera ronda ante Chris Evert, la eventual campeona del torneo. ⁣⁣A pesar de su talento, Angeliki, quien fue entrenada por su padre Dimitris, leyenda del tenis griego, alcanzó los cuartos de final en los Juegos Olímpicos de 1984 y se ubicó en el puesto número 47 del mundo, decidió retirarse a la edad de 25 años. El dinero era un problema y el comité olímpico griego estaba lejos de estar contento con que ella aceptara dinero de los patrocinadores. ⁣⁣Años más tarde, su hija María fue muy atlética desde una edad temprana, pero su madre y abuelo al saber el sacrificio que requiere ser tenista, esperaban que no se involucrara en el tenis. Recuerdan que intentó algo de kárate pero no era su pasión, mientras que sus intentos de ballet todavía hacen reír a la mayoría de su familia. Sin embargo, a la edad de 5 años, una amiga de la joven María decidió probar el tenis y le pidió que se uniera a él. Angeliki no podía negarle un intento a su hija, así que una vez más los dioses del tenis llamaron a la puerta de Kannellopoulou. Ella más nunca dejó de jugar.⁣⁣Años después, cuando María todavía ocupaba el puesto 601 en el mundo, dijo que su objetivo era romper el top 50 y unirse a su madre en ese logro. Hoy es la. Muero 18 del mundo y acaba de lograr el pase a sus primeras semifinales de Grand Slam. Definitivamente, el tenis corre por sus venas. Vida y Tenis.